No se puede negar que el mundo está evolucionando hacia una sociedad, en la que mujeres y hombres se repartan el poder de manera equitativa y se relacionen entre sí como iguales. Aún tenemos un largo camino por delante hasta alcanzar esa meta, y a algunos países les queda un trayecto más extenso y pedregoso que a otros, Entre ellos los que han prohibido la exhibición de la película Barbie…
No es casualidad que Barbie comience con esa divertida parodia de la película 2001 y que aluda a este concepto de evolución de la humanidad. Quizá sea un poco exagerado atribuir a la muñeca Barbie un antes y un después en la forma de jugar de las niñas. Porque las niñas de los años setenta y ochenta, y supongo que también las anteriores y siguientes, teníamos otros juguetes además de muñecos con los que podíamos jugar a más cosas que a ser mamás. Sin embargo es verdad que con aquellos muñecos, bebés de plástico, sólo se podía jugar a una cosa: ser una mamá. En los lejanos tiempos de mi infancia el Baby Mocosete se regalaba sólo a las niñas. Interesaba muchísimo enseñarnos a todas nosotras a cuidar. Los niños por supuesto no debían aprender semejante lección; estaban llamados a otro destino. No veréis a ningún niño en la escena inicial de la película.
Pero sí, la llegada de Barbie supuso un antes y un después en la forma en la que las niñas jugábamos con las muñecas. Porque Barbie es una chica mayor que luce tacones, escotes abultados y es médica, ejecutiva.. Ninguna niña quiere ser mamá de esa chica mayor sino soñarse como ella. Pero justo ahí, donde empieza la apertura del juego a horizontes más allá de la maternidad, comienza también la tiranía del estereotipo sexual. Si quieres ser como Barbie has de ser atractiva, tener unas piernas preciosas, no estar tan delgada como para no tener unos pechos grandes, ni tan gorda como para no tener un culo pequeño, tienes que llevar siempre una ropa que te haga deseable… En resumen que Barbie seguía esclavizándonos. De ahí el terrible enfado de la niña de la película.
Por eso es emocionante el encuentro de Barbie con la anciana del banco. “Es usted preciosa”, dice Barbie. La muñeca más bella del mundo nos libera, se redime del estereotipo al que ha contribuido durante décadas, diciéndonos ahora que la belleza no es el cuerpo perfecto de una muñeca de plástico. La verdadera belleza es la mirada y la sonrisa de esa anciana que ha aprendido ya tanto de la vida, que tiene muy clara la verdad de este mundo: “Lo sé”, responde ella. Aunque esta escena tiene un sentido aún más profundo que se encontrará al final de la película.
¿Qué es Barbilandia? Un lugar donde la mitad de su población es propietaria de las casas, de los puestos de poder, políticos y económicos, y donde la otra mitad del mundo no es más que un complemento, un accesorio de la mitad poderosa. ¿Os suena? Barbilandia es una réplica de lo que durante siglos ha hecho el patriarcado a la mujer. Pero la película le da la vuelta y coloca a los Ken en la posición accesoria que ha ocupado la mujer a lo largo de nuestra historia.
El mundo real y Barbilandia han seguido evoluciones paralelas pero contrarias en cuanto a sexos. En el mundo real dominan los hombres y en Barbilandia las mujeres. Ambos mundos rechazables porque si sólo un sexo ocupa posiciones de poder y convierte en objeto, en accesorio, al otro sexo es un mundo injusto que hay que cambiar.
Y de esto habla Barbie, de la necesaria evolución del mundo para que las mujeres dejemos de ser un accesorio, para que hombres y mujeres nos repartamos de manera equitativa las posiciones de poder y rechacemos todos, mujeres y hombres, la cultura del patriarcado que nos ha hecho esto. Porque en realidad nos lo ha hecho a todos. A los hombres también. El patriarcado además de educarnos a las mujeres para ser inseguras, condescendientes, cuidadoras principales, sumisas, segundonas y lloronas, ha educado a los hombres para ser seguros incluso cuando no saben de qué hablan, dominantes de un mundo difícilmente dominable, principales mantenedores económicos en economías precarias, insensibles a fuerza de tener que ocultar sensiblerías impropias de los hombres. Valores todos ellos, los de los hombres muy hombres y los de las mujeres muy mujeres, que nos conducen a todos, mujeres y hombres, irremediablemente a la frustración. De todo ello habla Barbie. De estos ridículos conceptos de feminidad y masculinidad impuestos por el patriarcado y que el feminismo ya ha empezado a derribar.
La entrada de Barbie y Ken en el mundo real es una denuncia perfecta del machismo actual. Los protagonistas vestidos exactamente del mismo modo ridículo experimentan sin embargo consecuencias radicalmente diferentes. Barbie enseguida detecta una violencia en las miradas que Ken no recibe. Y de hecho la única de los dos que sufre agresiones es Barbie: el acoso callejero de los obreros de la construcción, le tocan el culo…
A Ken, naturalmente, esta realidad del mundo le va bien. Por el simple hecho de ser hombre ya parece que está por encima de nada menos que la mitad de la humanidad. Es verdad que luego descubre que necesita tener una preparación, por eso se queja:
—No estáis haciendo bien lo del patriarcado
—No, jajaja, nosotros lo estamos haciendo bien,. Sólo que ahora lo ocultamos mejor.
El patriarcado se oculta. Exacto. En la película la mujer que se acerca a hablar con el grupo de hombres en una oficina es ninguneada sin complejos: “ahora no”. Son ellas las que sobre todo se ocupan de los hijos, no se ven papás en el instituto de la película, sólo una mamá que además sufre de ansiedad porque no le da la vida para todo…
Por supuesto, una vez que Ken ha probado a sentirse por encima de la mitad del género húmano no va a renunciar a esa sensación de privilegio así como así. Aprovecha que su adorada Barbie no está mirando, para introducir el patriarcado en Barbilandia . El objetivo del patriarcado lo resume muy bien Ken en la pregunta que le hace a la patidifusa Barbie: “¿Me servirás Cerveza?” Barbie se niega a ser sirvienta, ¡faltaría más!. es nuestra heroína.
Es un hecho que el patriarcado no lo han construido sólo los hombres, ha necesitado de la complicidad de mujeres que, como las Barbies de la película, han encontrado una posición muy cómoda dentro de él: “me gusta no tener que tomar ninguna decisión”, “es como un día de spa para mi cerebro para siempre”.
Barbie hace dos descubrimientos importantes a su regreso a Barbilandia. El primero, que nunca hasta entonces se había cuestionado la posición de los Ken. Ni siquiera se había preocupado jamás de saber si los pobres Ken tienen casa para vivir. “¿Donde viven los Ken?”, pregunta la niña. Barbie no lo sabe.
Esta es mi mojo dojo casa house. No la mojo dojo casa house de Barbie. ¿Como te hace sentir eso? ¿No es divertido, Verdad?
El segundo gran descubrimiento de Barbie es que estar en la posición de Ken, ser un simple accesorio al servicio de alguien no es nada divertido, es una posición espantosa. Esto marcará la evolución del personaje y el destino entero de Barbilandia ,
La reconquista de Barbilandia que emprenden las Barbies es una crítica a los valores, a los conceptos de feminidad y masculinidad impuestos por el patriarcado, en medio de los cuales nos han educado a todos. Estos valores hacen que los hombres se sientan atraídos por mujeres que conocen como ellos la lección y saben aplicarla para atraer a los hombres elegidos:
– Mujeres “en apuros” que no entienden cómo seleccionar una capa de imagen en Photoshop,
– Mujeres que no han visto El Padrino dispuestas a aguantar el típico mansplaining al respecto,
– Mujeres que cuidan de los hombres como si aún fueran niños pero sin parecerse en nada a sus madres
– Mujeres que ocultan cualquier empoderamiento o superioridad.
– Mujeres que tratan de mantener el difícil equilibrio entre el sí y el no, entre ser puta o mojigata…
Mujeres que en definitiva se esfuerzan por complacer a los hombres, salvaguardando un inflado ego masculino que se hace pedazos muy fácilmente porque está lleno de aire. Una masculinidad que se siente terriblemente amenazada al menor éxito de la compañera que lo coloque a él en una posición de inferioridad. Todo esto critica la película Barbie.
La Barbilandia que surge tras la reconquista no es como la primera. Porque Barbie ya no está dispuesta a que los Ken sigan siendo accesorios. Y aquí está concentrada la realidad del feminismo. El feminismo busca la igualdad, no quiere convertir al hombre en un ser accesorio como sí ha hecho el patriarcado, el machismo, durante siglos con la mujer. Y al mismo tiempo que la película anima a Ken a buscar su propia identidad y a dejar de depender de su pareja, Ken es Ken, Ken ya no es Barbie y Ken, se anima a las mujeres a hacer lo mismo.
Las mujeres hasta hace no demasiados años se presentaban a sí mismas no por su nombre sino con el apellido de sus maridos,
—Dígame, ¿quién es?
—Hola, mire soy la señora de… (poned aquí el apellido de un marido)
Mujeres que convertían a su pareja en determinante de su identidad. Exactamente como Ken, el novio de Barbie.
Durante siglos se nos ha educado a las mujeres para que nos parezca importantísimo gustar a los hombres, que los hombres nos miren hasta el punto de que la vida pierda interés si no lo hacen. Justo igual que los pobres Ken que no tienen un buen día hasta que Barbie los mira. La meta esencial de una mujer desde que el mundo es mundo era conquistar a un hombre. Pero eso empieza a cambiar. Las mujeres no vamos a ser nunca más la Barbie Depresiva que no sabe arreglarse para sí misma, que se pasa el día entero en chándal, que llora mirando en Instagram fotos de las amigas con sus novios, y que sigue instalada en la sensación de fracaso de las solteras decimonónicas de Jane Austen. Un soltero desde siempre era un hombre respetable y atractivo, sin embargo una soltera enseguida era una solterona ridícula… Y esto, señoras y señores, se ha acabado.
Es genial tener pareja. Hay un plano al final de la película en la que una Barbie se va muy contenta con su Ken. Es bueno el amor, claro que sí. Pero si no lo tienes, también la vida es genial, no es el fin del mundo, tu existencia no pierde sentido. Se puede ser feliz sin pareja porque tú eres “tú” y no “tú y tu pareja”. Ken, soltero, baja feliz por un tobogán, la felicidad es posible aunque no tengas pareja. Otro mensaje liberador de Barbie.
Es verdad sin embargo que aunque los Ken toman conciencia de que no son un accesorio, el complemento de una Barbie y eso es un grandísimo avance, no consiguen sin embargo al final de la película la igualdad plena con ellas. Ni de broma la Presidenta de Barbilandia está dispuesta a consentir que los Ken sean parte del Tribunal Supremo. ¿Pero sabéis qué?, pues que en el mundo real las mujeres tampoco hemos conseguido la igualdad plena con los hombres. Los hombres siguen dominando la mayoría de los puestos de poder. A los Ken de Barbilandia y a las mujeres del mundo real nos queda todavía mucha lucha por delante. De ahí ese malévolo y maravilloso paralelismo que establece la voz en off de la película:
Algún día los Ken tendrán tanto poder e influencia en Barbilandia como el que tienen las mujeres en el mundo real.
Y ahí está la tremenda maldad de la frase, en que buena les espera a los Ken porque lo que tenemos ahora las mujeres no es todavía la plena igualdad. Toca seguir luchando.
Que Barbilandia sea un reverso del mundo real alcanza un sentido profundo en una frase de Ken, que ya he citado, donde parece preguntarnos a todos, a los hombres y a las mujeres, algo similar a esto: A estas alturas de la película, cuando ya todos habéis experimentado lo que es dominar y lo que es estar dominado, “¿Cómo te hace sentir eso? ¿No es divertido, verdad? He aquí la gran pregunta para la reflexión...
El camino de crecimiento personal que propone la película no sólo se asienta en la libertad y la igualdad de mujeres y hombres, si no que trata también el sinsentido de la vida: la muerte, los cambios constantes, nada es para siempre…
¿Habéis pensado alguna vez en la muerte?
—¿Por qué me deseaste en tu mundo desordenado con tus complicados pensamientos y sentimientos humanos? Yo nunca he deseado que nada cambiara.
—Cariño, así es la vida, todo es cambio.
—Eso es aterrador. Yo no quiero eso.
Sí. Es aterrador. Pero Barbie ya está metida en eso. Ella misma reconoce estar hundida psicológica y físicamente. Barbie ya es una de nosotros. En una historia que clama por la libertad y la igualdad de las mujeres era imposible que Barbie no quisiera dejar de ser una muñeca. Como Pinocho, que no quiere ser más una marioneta, Barbie quiere ser libre, humana. La libertad es uno de los valores esenciales que persiguen —o deberían— las personas.
Barbie quiere experimentar la humanidad, las contradicciones y el completo desorden de nuestro mundo caótico en el que no hay alegría sin tristeza, no hay juventud sin vejez, no hay vida sin muerte. El mundo real desde luego no es color rosa, como Barbilandia, pero está lleno de luces y de sombras y colores preciosos. Barbie lo sabe porque los vio en primera persona al comienzo de la película, en los rostros sonrientes y también tristes de la gente que contempló en un parque, en el precioso color verde de las hojas de los árboles.
Es usted preciosa”, dice Barbie a la anciana. “Lo sé”, responde la anciana preciosa con el rostro arrugado de llorar y reír. La vida…
Así es. Y persiguen y atormentan. Al final todos tenemos que intentan ser un poco cazafantasmas, y si podemos echarle…
Cada cual tiene sus propios fantasmas.
Qué ilusión que me dejes un comentario por aquí!!! muchísimas gracias 💓 Sí, los fantasmas son así de traidores, parece…
Oh, no eran alucinaciones... Y el rincón no estaba tan vacío 🥴
De acuerdo contigo en todo, Carlos. Para mí también mi campo de expresión preferido es la literatura, y la verdad…
Muy interesante el artículo. Me quedo sobre todo con la reflexión sobre que un artista raramente puede llegar a saber…
Hola Fabián. Lo primero muchas gracias por tu comentario. El domicilio de soltera de Carmen Mirat parece que estaba en…
Me gustaría saber dónde vivió la pareja en Salamanca y porqué no hay ni una calle , ni una placa,…