En esta web, la noticia de noviembre es que hemos cambiado la portada de Rompecabezas. Sus protagonistas, Aurora, Sofía y Sergio, se merecen una cubierta preciosa y por fin la tienen.
Aprovechando lo guapa que está ahora la nueva edición, voy a contaros la historia que hay detrás de Rompecabezas. Una especie de «Cómo se hizo» literario. El viaje que emprendimos los tres niños de la novela y su autora por el complejo mundo editorial. Las puertas a las que llamamos, las que se abrieron y las que no, las vicisitudes y el tiempo que nos cayeron encima antes de aventurarnos en el Salvaje Oeste de la autoedición en Amazon. ¿Me acompañáis?
¡Dentro historia!
La primera vez que Rompecabezas apareció publicada fue en 2013. Sí, habéis contado bien, hace diez años. Celebrar esta cumpledécada es una de las razones de la nueva edición. Pero el comienzo de esta historia se remonta mucho más de diez años atrás. Porque la novela la escribí a finales de los años noventa. Alguno de los que estáis leyendo esto no habíais ni nacido.
En aquellos tiempos de Maricastaña cualquier escritor con una novela bajo el brazo no tenía más remedio que meter su manuscrito en un sobre y enviarlo por esos caminos de España en busca de un editor.
Rompecabezas se tiró varios años de acá para allá. Tengo una carpeta azul con un verdadero montón de souvenirs de todos los lugares que visitó la novela por aquellos tiempos. Un verdadero montón de cartas de editoriales. Sí. Habéis leído bien, cartas de editoriales. Por raro que os parezca, en aquellos años las editoriales respondían a los escritores. Ahora ni nos hablan y además en sus webs ya te avisan de entrada que no les mandes manuscritos que no los quieren. Tiempos locos estos…
La mayoría de las respuestas que tengo de aquellos editores eran cartas tipo, donde con mucha educación te agradecían que hubieras pensado en ellos y acto seguido te indicaban la puerta de salida con un amable: «su manuscrito no encaja en nuestra línea editorial».
Pero entre ese montón de souvenirs guardo dos muy especiales. Una carta de Alfaguara y otra de Ediciones de la Torre. Ya os adelanto, aunque os lo podréis imaginar, que ninguna de las dos llegó a publicar Rompecabezas. Pero el empujón de ánimo que me dieron evitó que tirara definitivamente la toalla y que siguiera perdiendo el tiempo lamiéndome las heridas. Gracias a ellas me senté de nuevo ante la máquina de escribir. Sí, también habéis leído esto bien, máquina de escribir. En aquellos tiempos aún no tenía un ordenador en casa. ¡Madre mía y ahora ya no sé vivir sin mi portátil! Cómo cambian los tiempos,..
Alfaguara me contaba que los informes de lectura de Rompecabezas habían sido positivos pero que aún así no iban a publicarla. Sin embargo me animaban a seguir escribiendo y me invitaban a que les remitiera algún manuscrito más si lo tenía. Y no lo tenía, por llorica y por lamentarme en vez de escribir.
La carta de Ediciones de la Torre fue aún más esperanzadora. El editor quería contactar conmigo por teléfono. Así que con muchos nervios marqué el número y tuve una conversación muy interesante. Querían publicar Rompecabezas en una colección dedicada a primeras obras de escritores desconocidos. Pero —siempre hay un pero— me pedían esperar porque no era un buen momento. Cagüen en la mar —pensé yo — pero por supuesto les dije que sí. El hombre que habló conmigo, me da pena no recordar su nombre, se lamentaba de los malos vientos que soplaban sobre los editores: «Para ser editor hay que ser muy rico o estar loco» —me dijo.
Los malos vientos sobre los editores —y añado yo que también sobre los escritores desconocidos— siguieron soplando y soplando y al final Rompecabezas no se publicó. La novela se quedó metida en un cajón varios años.
Pero se generalizó Internet, aterrizó Amazon en la pantalla de mi PC y en 2013 una ventolera loca se coló por no sé dónde, Rompecabezas se salió del cajón, me miró de frente y sin mucha reflexión decidí autoeditarla para Kindle. Mejor al aire que encerrada en un cajón.
Aquella edición, muy de andar por casa, la hice con mucha ilusión y cero conocimientos de maquetación. Pero aún así hubo gente maravillosa que la compró. Nunca sabré quienes fueron pero amor eterno a todos ellos.
Unos meses después me encontré por casualidad con la editorial Literanda. Una especie de oasis para escritores desconocidos en el desierto cibernético. Tenían un catálogo digital con obras de autores clásicos, pero también de autores desconocidos que encajaban en la línea que los editores querían darle a la editorial.
Les escribí y al cabo de un tiempo, mucho tiempo, recibí una respuesta del editor. Aceptaban publicarla.
Y fue todo un éxito. La descargaron más de cinco mil personas. A 0€, todo hay que decirlo. ¡Pero más de cinco mil personas se la descargaron con intención de leer a una autora desconocida y a sus tres niños de vida colegial difícil!
Hubo blogueras que hicieron reseñas maravillosas de Rompecabezas en sus blogs:
- Lorena de El Pájaro Verde
- Carmen de Carmen y amig@s
- Lidia de Juntando más letras
- Caroline de Tormenta y Café
- Ruth de la Conspilación Pimienta
- Eva de La historia en mis libros,
- Unknown de La Soledad del escritor
- Xm@gz de Xmgz.
No sé si alguna de vosotras estaréis leyendo estas líneas. Pero por si acaso vuelvo a deciros gracias. Mil gracias por las palabras preciosas que dedicasteis a Rompecabezas. Fueron una inyección de ánimo para mí. Sin vosotras nunca me habría vuelto a poner delante del ordenador a escribir . Y lo estoy haciendo y si esta tercera novela en la que ahora ando metida llega a buen puerto, habrá sido gracias a vosotras. Gracias, gracias, gracias. No os olvido y os quiero.
También recibí muchos comentarios por redes sociales. Se hicieron grupos de lectura en Facebook y también en algún foro. Recuerdo con mucho cariño algunos correos de lectores que llegaron a mi email. Unos me decían que les había despertado muchos recuerdos, otros que les había resultado una historia un poquito dura en algunas partes, algunos también me señalaban defectos en la novela. Fueron unos meses de locura y alegría que recuerdo con nostalgia. Muchas, muchas gracias a todos los lectores.
Pero los malos vientos que seguían soplando a la contra de editores independientes y de escritores desconocidos empujaron a Literanda al cierre. La editorial no tuvo más remedio que dejar de cobijar al puñado de escritores que formábamos parte de ese proyecto tan bonito.
Y otra vez me encontré con mis novelas —también Pasos en la escalera la había publicado Literanda pero de ella ya hablaremos otros día. — de nuevo metidas en el cajón.
Hasta que un día volví a entrar en Amazon y Rompecabezas volvió a mirarme de frente desde la primera versión para kindle que seguía allí colgada con su aspecto amateur. Me dije: No, no, no, Laura, esto no puede ser. Tienes que poner guapa a Rompecabezas y darle un maquetado bonito, que para eso eres su madre.
Y así es como ha nacido la nueva edición de la novela Rompecabezas
¿Termina así la historia rocambolesca de Rompecabezas?
Puede ser…
O puede que acabe de empezar, ¿los finales existen? 😉
Podéis encontrar Rompecabezas en Amazon.
Así es. Y persiguen y atormentan. Al final todos tenemos que intentan ser un poco cazafantasmas, y si podemos echarle…
Cada cual tiene sus propios fantasmas.
Qué ilusión que me dejes un comentario por aquí!!! muchísimas gracias 💓 Sí, los fantasmas son así de traidores, parece…
Oh, no eran alucinaciones... Y el rincón no estaba tan vacío 🥴
De acuerdo contigo en todo, Carlos. Para mí también mi campo de expresión preferido es la literatura, y la verdad…
Muy interesante el artículo. Me quedo sobre todo con la reflexión sobre que un artista raramente puede llegar a saber…
Hola Fabián. Lo primero muchas gracias por tu comentario. El domicilio de soltera de Carmen Mirat parece que estaba en…
Me gustaría saber dónde vivió la pareja en Salamanca y porqué no hay ni una calle , ni una placa,…