Uno de los muchos temas de discusión entre los biógrafos de Cervantes es si el escritor residió o no en Salamanca. La razón del rifirrafe es la ausencia de pruebas documentales al respecto.
Pero… ¿de verdad no existe documentación que pruebe históricamente la época charra de Cervantes? La respuesta es una rocambolesca historia protagonizada por un catedrático de Retórica.
Un día de principios del siglo XIX, Tomás González Hernández , doctor en Teología y catedrático de Retórica de la Universidad salmantina, se dispone a pasar un rato agradable investigando el archivo histórico de la universidad.
No sabemos con exactitud qué busca el catedrático entre los papeles. Pero sí sabemos que su rigor documentalista está fuera de toda duda, ya que muy poco después será nombrado archivero Real en el archivo de Simancas, donde llevará a cabo un trabajo unánimemente encomiado, porque logra ordenar el archivo sumido en un enorme caos desde la invasión francesa.
Tomás González Hernández se mueve por tanto con soltura entre la documentación antigua. Envuelto en el silencio del archivo universitario, se acomoda en la silla y comienza a revisar con rigor asientos de matrículas, registros de exámenes, cartularios. Va descifrando la caligrafía complicada de hace más de trescientos años con la que el secretario de la época dejó constancia de los alumnos matriculados en la Universidad.
Son apuntes breves, rutinarios, algo aburridos…
De pronto el catedrático se detiene incrédulo. Se ajusta mejor las gafas, se acerca un poco más al documento, y vuelve a leer el nombre del alumno matriculado en la Universidad de Salamanca que ha llamado su atención: Miguel de Cervantes.

Libro de matrículas. Digitalización del Archivo histórico de la Universidad de Salamanca
Lo que hizo Tomás González Hernández justo después de semejante hallazgo es un misterio.
Lo siguiente que sabemos es que en 1819 Martín Fernández de Navarrete publica Vida de Miguel de Cervantes Saavedra. Y en ese libro, bajo el epígrafe: “Cervantes estudió dos años en Salamanca”, afirma:
El señor D. Tomás González, catedrático de retórica que fue en aquella universidad nos asegura haber visto entre los apuntamientos de sus antiguas matrículas el asiento Miguel de Cervantes para el curso de filosofía durante dos años consecutivos, con expresión de que vivía en la calle de Moros. La separación del señor González de su antigua cátedra por haber sido provisto para un canonicato en Plasencia, y comisionado después por S. M. para arreglar el archivo de Simancas, nos ha privado de la proporción que hubiera tenido para facilitar un documento fehaciente de noticia tan honorífica a la misma universidad.
Algunos reprochan a Navarrete que se conforme con el testimonio del excatedrático reconvertido ahora en archivero de éxito, y que no haya viajado a Salamanca para peinar el archivo histórico de la universidad en busca de tan preciado asiento de matrícula.
Quien años después sí peina el archivo de la universidad salmantina en busca de la matrícula de Cervantes es la escritora Blanca de los Ríos. Fruto de sus investigaciones es un artículo publicado en la revista La España Moderna en el número de mayo de 1899. Allí la escritora confiesa que no hay rastro del asiento de matrícula que en su día viera Tomás González. Pero como bien afirma Blanca de los Ríos, que no aparezca ahora no quiere decir que no existiera entonces.
De hecho basta un rápido vistazo por la web del archivo histórico de la universidad de Salamanca para darse cuenta de que algunos de los documentos están incompletos y parcialmente desaparecidos. Se leen avisos del tipo: “destrucción parcial por arranque”; “destrucción parcial por rotura”.
Es posible por tanto que el asiento de matrícula que en su día descubrió el catedrático de Retórica haya desaparecido por rotura, arranque… Y en ese caso, quién lo arrancó, por qué, si se traspapeló, si se perdió, son preguntas que por el momento carecen de respuesta.
Pero el hecho irrefutable por el momento es que el mencionado asiento no aparece, y el núcleo más positivista de los biógrafos de Cervantes no admite, en tanto no aparezca la prueba, que Cervantes estudiara en la universidad Salmantina.
Navarrete en su biografía de Cervantes no encuentra motivo para dudar del testimonio del catedrático y no duda de la veracidad del asiento de matrícula. Y la verdad es que es difícil imaginar un motivo que lleve al catedrático de Retorica a mentir sobre el asiento de matrícula, o a inventarse datos tan concretos como que Cervantes se matriculó en Filosofía o que residió en la calle de los Moros.

Imagen procedente de Biblioteca virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura
Al margen de pruebas documentales, y apelando al valor probatorio de la Tradición, algunos afirman que en Salamanca siempre ha existido la tradición de que Cervantes vivió en esta calle de los Moros, llamada después calle de Cervantes. La escritora Blanca de los Ríos apunta en su artículo que incluso algunos señalaban una casa concreta de esta calle que se consideraba, por tradición, la vivienda de Cervantes.
Pero si de buscar pruebas documentales se trata, hay numerosas en los escritos de Cervantes.

La libertad, el bien más preciado. Plaza de Anaya. Salamanca
Porque Salamanca aparece con asiduidad en los textos del escritor. Tras su lectura es innegable que Cervantes conocía bien las costumbres de los estudiantes salmantinos. Conocía la leyenda de la cueva, situada bajo la iglesia de san Ciprián, que circulaba de boca en boca por la ciudad. La historia de El licenciado Vidriera se inicia a orillas del Tormes, y aunque el protagonista se va de la ciudad vuelve repetidamente a Salamanca porque:
enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado.

Plaza de Anaya. Salamanca
De La tía fingida Cervantes afirma que es una historia verdadera sucedida en Salamanca en 1575.
Blanca de los Ríos apunta en su artículo que Cervantes demuestra conocer muy bien los alrededores más cercanos de la provincia de Salamanca y enumera: Valdeastillas (en La Ilustre fregona y El coloquio de los perros), Mollorido (En Los Tratos de Argel), Pedroso (en Rinconete y Cortadillo) La peña de Francia (en La Gitanilla y en El quijote).
Los estudiantes de las narraciones de Cervantes son universitarios de Salamanca (La ilustre fregona, Las dos doncellas, La señora Cornelia, El licenciado vidriera, El Persiles libro lll capítulos X XX XXl. El Quijote segunda parte capítulos 16 y 18, El vizcaino fingido, La cueva de Salamanca etc.)
Aún siendo Cervantes natural de Alcalá de Henares y a pesar de que algunos autores quieran ver como más probables los estudios universitarios Cervantes en esa ciudad, es innegable la afirmación de Luis Enrique Rodríguez-San Pedro Bezares:
Salamanca constituye un referente literario y de fascinación cultural a lo largo de toda la obra de Cervantes. Las alusiones míticas a Salamanca como ciudad del saber y de las letras resultan recurrentes, contrariamente a Alcalá que casi desaparece en el mismo don Quijote. Tampoco las hay al Valladolid universitario, ciudad donde residió el novelista

Inscripción en el Corrillo, Salamanca
Son muchos los estudiosos de la obra de Cervantes que han señalado que detrás de algunos personajes del escritor se encuentran personas reales, contemporáneos más o menos amigos o enemigos del escritor.
Siguiendo esa estela de conocidos de Cervantes presentes en sus obras, Blanca de los Ríos especula sobre un interesante hallazgo. Mientras busca la matrícula perdida de Cervantes en el archivo universitario salmantino, tropieza con un curioso asiento de matrícula. Un estudiante llamado Alonso de Quijano. ¿Coincidencia? Puede ser…
Ricardo de Rojas, en su libro Cervantes, apunta que Menéndez y Pelayo dejó constancia de que en el año 1600 Gaspar de Garcerán de Pinós, conde de Guimerá narró una historia de un estudiante de Salamanca que de tanto leer libros de caballerías perdió el sentido y comenzó a delirar creyendo ser él mismo caballero andante.
Habría que tener la imaginación medio muerta para no relacionar a aquel Alonso Quijano que Blanca de los Rios descubrió matriculado en la universidad de Salamanca con el estudiante salmantino y loco cuya historia contó Garcerán de Pinós.

«Que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro». Dibujo de José Jiménez Aranda.Biblioteca virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura
Nada hay que nos pruebe que aquel Alonso Quijano, estudiante salmantino de hace siglos, se volviera loco ni tampoco que Cervantes coincidiera en la facultad con él. ¿Pero y si fue así? ¿Y si la inspiración para el Quijote surgió en Salamanca? Ahora que está tan de moda la novela histórica, de este planteamiento podría hasta surgir una novela, aunque la respuesta verdadera a esas preguntas la sabe sólo Cervantes.
*Artículo actualizado, 22/04/2024
Bibliografía
- Cervantes. Ricardo Rojas. «La Facultad» J. Roldán y Cia., 1935 (Imp. López)Buenos Aires
- Estudios Cervantinos. M. Menéndez y Pelayo.Editora y Distribuidora del Plata, cop. 1947. Buenos Aires.
- Vida de Miguel de Cervantes Saavedra. Martín Fernández de Navarrete. La Real Academia Española, 1819 (en la imprenta Real). Madrid.
- Atmósfera universitaria de Cervantes. Luis Enrique Rodríguez-San Pedro Bezares. Edidicones Universidad de Salamanca y Luis Enrique Rodríguez-San Pedro Bezares. 2006. Salamanca
- ¿Estudió Cervantes en Salamanca?” Blanca de los Ríos. La España Moderna. Mayo. 1899
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Romassot
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Hola! Muchísimas gracias!! 🙂
¡Saludos!
Hola hace días que leo tu blog, como salmantino quiero agradecerte la difusión de nuestra cultura. También quiero felicitarte por la labor que haces, tienes un gran talento. FELICIDADES!!!! Y GRACIAS.
Gerardo Rodríguez Izquierdo.
Hola, Gerardo! Me alegra muchísimo que te guste lo que lees por aquí!!! Gracias a ti por dedicar tu tiempo a lo que hay escrito por aquí y por dejar tu comentario.
Qué tendrá Salamanca que nos embruja tanto a los salmantinos!!
Un saludo, Gerardo!!
En el apéndice nos diriges a una web que ya no existe. ¿Te importaría aportar datos sobre lo que allí se decía y quién lo decía? Gracias
Siento no poder dar la información, no la guarde y no me acuerdo mucho era una investigación de una autora -tampoco me quedé con el nombre- había fotos de una casa vieja q según la investigadora era la de cervantes. Era el resumen de una conferencia. Piensas que la información en Internet va a estar ahí para siempre y resulta q no. Debí guardar la informació :(. Pedona por la tardanza en la respuesta ¡saludos!