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El 19 de noviembre, la sonda espacial MRO orbita Marte en un cielo color caramelo.

A quinientos millones de kilómetros de allí, Ingrid sale a llorar al jardín. Lleva zapatillas y el abrigo sobre el pijama.

Quinientos millones de kilómetros por encima de ella, la sonda espacial cumple órdenes de calibrar el instrumental de la cámara. Desde la órbita marciana, captura un hermoso y azulado instante del planeta Tierra.

El mismo instante en el que Ingrid camina sin que le asusten el frío, la oscuridad ni la niebla hasta la mata de hierbabuena, y contempla entre lágrimas un cielo amoratado.

*Fotografía: SpaceX, Pexels

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