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Pasos en la escalera

Novela

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Pasos en la escalera

 226 páginas | | 20 reseñas

Enero. Un día al atardecer, alguien cae al vacío por la ventana de un edificio.

Cuatro meses antes, una universitaria principiante se instala en el sexto piso de los siete que componen el edificio.. Los ruidos, las voces, los silencios de los vecinos enseguida la envuelven. En sus ascensos y descensos por las escaleras, irá encontrándose con ellos.

El niño-Batman, la niña fea, el médico del botiquín desmantelado, una abuela que extravía recuerdos, la dependienta que no vende, un escritor con batidoras en la maleta.

El perturbado del séptimo sabe que puedes leer sus pensamientos. En lo alto del edificio un astrónomo deprimido vigila con obstinación la luna.

Todos ellos forman una peculiar comunidad de vecinos que comparten escaleras, una bonita azotea y tal vez un enorme vacío al otro lado de sus ventanas…

Si las previsiones de los informativos son ciertas, una lluvia de meteoros surcará el cielo de la noche oscura.

Interesados, suban hasta la azotea. En caso de pérdida, sigan el rumor de pasos en la escalera.

Ventanas para mirar dentro y fuera

Por esa ventana, que los personajes abren para respirar, nos asomamos nosotros a sus interiores. Espacios íntimos que la portada y la contraportada ya nos dejan entrever, presagiando lo que vamos a encontrar nada más abrir el libro. Pasos en la escalera es una novela de interiores. Una historia sobre el vértigo que algunas veces da asomarse al espacio abierto de ahí fuera.

Tres tipos de lectores

Pasos en la escalera está disponible en tres formatos: tapa dura, tapa blanda y digital. Los formatos en papel mantienen el bonito diseño original de las cubiertas, con el hechizo de la ventana que se cierra al final. La versión electrónica conserva el encantamiento de la ventana abierta de par en par, dejando entrever, a los que queráis asomaros, el interior de los personajes que aquí viven.

Caminando por la novela

Pasos en la escalera está gustando mucho a quien la ha leído. Si te decides tú también a caminar por esta novela, escucharás timbres que zumban como abejas, portazos de destrucción masiva, silencios grandes como truenos y pasos, muchos pasos en la escalera.

Esperamos que disfrutes de tu estancia en el edificio. Gracias por leer 🙂

Nota Final de Pasos en la escalera

La novela que tienes en tus manos nació en el verano de 1995, aunque empezara a escribirla algunos años después.

Recuerdo aquel verano, porque a primera hora de una mañana de cielo azul que prometía un día lleno de sol y calor, un chico desconocido saltó por una ventana del edificio donde yo iba a clases de informática.

Pocos minutos antes de las nueve, abrazada a mi carpeta, yo miraba curiosa por entre un grupo de gente, sin ver nada más que nervios alrededor de lo que parecía una persona tirada en el suelo. Sin más argumento que la alegría del sol de aquel verano, decidí que aquello no podía ser más que una lipotimia, y subí a mi clase.

Ya habían llegado algunos compañeros, pero la academia estaba cerrada y el profesor tardó en subir.

—¿No habéis visto lo que ha pasado? —nos dijo al llegar, con el rostro desencajado y el volumen de voz fuera de los límites con los que todas las mañanas, hasta aquella, había intentado apaciguar nuestro charloteo: “Shhh, hablad bajo que es temprano y molestamos a los vecinos”.

Uno de aquellos vecinos, a los que a lo mejor despertaban nuestras charlas a la puerta de la academia, ahora estaba muerto. No había sido una lipotimia. Un vecino se había suicidado.

Un chico poco mayor que los que aprendíamos informática unos pisos más abajo. Un chico que se cruzaba a menudo con nuestro profesor, y le daba los buenos días:
—Buenos días.
—Buenos días.
Ese chico acababa de saltar por una ventana, como quien escapa a la desesperada de un incendio tremendo.

Al día siguiente, pocos minutos antes de las nueve de la mañana, caminaba yo por la calle que desemboca casi a los pies del edificio de la academia. Abrazada a mi carpeta, iba acercándome sin dejar de mirar aquella ventana. Alguien había bajado la persiana. También habían bajado las persianas del balcón y de la otra ventana. Y así permanecieron durante años.

No estoy muy segura de cual es la finalidad de las novelas. No sé por qué necesitamos contar historias y que nos las cuenten. No sé si se escribe y se lee para tratar de entender las historias sin sentido que nos ocurren en este mundo loco, o para escapar a otro donde los acontecimientos nunca te dejan desamparado, sin palabras ni argumentos.

Sea como sea, Pasos en la escalera la escribí —o se escribió— contra la muerte de un chico que saltó por la ventana, una mañana veraniega llena de sol. Esta novela se publicó por primera vez en 2015 pero, hasta ahora, no sé por qué, nunca había contado esta historia.

Si he dicho que la novela se escribió, es porque mucho de lo que sucede en ella es responsabilidad de los personajes, que desde las primeras páginas empezaron a subir y bajar por las escaleras del edificio cuando les venía en gana, sin hacer demasiado caso a mis indicaciones. Lo hago constar, porque sé que a uno de los personajes le encantará saberlo, y porque también sé que se las apañará para leerlo…

Reseñas

En Pasos en la escalera pienso que Laura Rivas Arranz da un gran salto como escritora. (…) Pero el situar toda la historia en un mismo edificio le sirve para poder hacer uso del punto de vista o perspectivismo, así como del contrapunto (…) Esta manera de construir un relato no es sencilla, os lo aseguro, y salir indemne de ella mucho menos. Laura lo logra y saca un claro sobresaliente.
Juan Carlos Galán El blog de Juan Carlos

Si tenéis la oportunidad de adquirir este libro, no lo dudéis, son 120 páginas llenas de una excelente historia, de lector a lector, la recomiendo ampliamente. (…) la autora logró nuevamente meternos en la vida de aquellos personajes que no encontrarás en ningún otro libro, personajes olvidados, personajes como tú y yo, tan reales….

Caroline Lektor Tormenta y Café

Su talento está en mirar donde nadie más lo hace, o donde nadie más se atreve a hacerlo. Está en la fuerza de sus personajes, por reales, por cotidianos. […] Laura es maga. Toca lo invisible con su pluma mágica y lo hace aparecer. Ese es su poder.
Lorena Álvarez El Pájaro Verde

Escrita con un estilo directo y ágil, Laura Rivas Arranz utiliza en Pasos en la escalera una prosa de buena factura a la par que sencilla. Consigue dotar a toda la novela de un ritmo rápido con una sucesión de escenas rápida y concreta, a través de la cual transmite al lector la sensación de ese ritmo de vida que en ocasiones se vuelve frenético y no permite a los personajes pararse a pensar en el resto de sus vecinos. La figura de un narrador objetivo, aunque con grandes trazas de omnisciencia, actúa como una cámara que nos va llevando de la mano para mostrarnos, como observadores indiscretos, todo aquello que ocurre tras las puertas de cada una de las viviendas que componen ese bloque de pisos antiguos que podría ser cualquiera, incluso el tuyo o el mío.
Los Libros de Dánae

Rivas construye una novela coral contada a base de escenas, a base de retazos que van dando idea de continuidad, de unidad, de que todos formamos parte de la misma realidad aunque vivamos aislados en nuestra particular celdilla de la colmena. Surge, así, la reflexión entre lo colectivo y lo individual, entre lo particular y lo común, entre las ingerencias y conexiones que nacen entre nosotros y los demás cada día.
Lidia Casado Juntando más letras