Mi vecina Noa, la del octavo izquierda, se marcha de misión a Marte. Me lo acaba de decir en el ascensor Adrián, el del ático:
—Noa se va a Marte.
Me quedo en silencio, sin dar crédito aún a la noticia, contemplando los ojos azules de Adrián que me transportan siempre al Cantábrico.
—¿Ya lo sabías?
Sin dejar de mirarlo, niego con la cabeza.
En la cabina, esta mañana, mientras Adrián y yo descendemos por el tubo del ascensor, viajar a Marte me parece una idea tan brillante que envidio a Noa.
—¿Y qué misión van a hacer allí? —le pregunto.
—No sé. No explica mucho. Ya sabes. Experimentos, exploración… Va a estar una temporada larga allá arriba.
—Quién pudiera. Marte debe de ser bonito…
—¿Bonito? No creo…
Lo dice con un desprecio que no sé si va dirigido a mi opinión sobre lo bonito que es Marte, a Noa por irse a Marte o a Marte por ser como es…
—Un puñado de dunas, cráteres, rocas, cómo va a ser eso bonito… No entiendo qué se le ha podido perder a Noa en Marte…
—Pues a mí me gustaría ir a Marte.
Me gustaría tanto… Me gustaría haberme hecho astronauta, meterme en un traje espacial y escaparme del mundo en un cohete. Me gustaría prescindir de todo una mañana y decidir: Me voy a Marte una temporada larga, ¿me habéis oído? A Marte. Aunque Marga me necesite por las tardes y aunque por las mañanas tenga que ir a la tienda y aunque por las noches tenga que cuidar de mi padre enfermo, me voy a Marte… Yo también debería tener derecho a subir a un transbordador espacial, abrocharme el cinturón y despegar con propulsión a chorro haciendo trizas las ataduras con mi planeta.
Adrián se me ha quedado mirando con esos ojos que me transportan siempre al Cantábrico:
—Pues tampoco entiendo qué se te puede perder a ti en Marte.
—Pues cambiar de aires.
—Pues pocos aires me parece a mí que ibas a encontrar en Marte.
Adrián y yo nos reímos.
Y lo decido: cambio el transbordador espacial por un café con Adrián. Me armo de valor, doy de lado a Marga, respiro hondo, respiro hondo otra vez y le invito. Me dice que esta tarde no puede. Que a lo mejor mañana.
A lo mejor Mañana.
Nos decimos adiós en la acera.
De camino a la tienda no paro de pensar que mi vida sería otro mundo si me volviera un poco astronauta…Otro mundo.
Últimos cuentos
Si quieres leer más historias, aquí hay más cuentos:
Una tarde que me caí, Raimon me salvó la vida
Las previsiones meteorológicas avisaban tormenta. Por eso el estallido del primer trueno a nadie sorprendió. Lo que ocurrió a continuación sin embargo no estaba en los pronósticos.
Madrugada tranquila en un barrio peligroso
En la penumbra del dormitorio viven los fantasmas. Lo sé porque si despierto entre la noche los oigo desplazarse y respirar.
Más allá de la Vía Láctea
El próximo fin de semana me voy para siempre. Miro a Nana sin comprender. Coge el bolsito que lleva bajo el brazo y lo abre.
Claros del bosque
Cayó la noche hace tanto tiempo, que pienso con demasiada frecuencia en los últimos rayos de sol que me templaron la vida. Era jueves. Caminaba por la Avenida de Poniente.
El año del transbordador
Vinieron a por mí en febrero. Dos funcionarios. Una mujer y un hombre con caras de frío y expresión amable. El timbre habia resonado con intensidad y tono extraños.
El día que se rompió el planeta
El día que el planeta se partió en dos yo estaba en el pasillo de lácteos del supermercado. El suelo tembló. De la estantería frigorífica brotó una cascada de yogures.
Boom
Yo estaba en la cocina. De espaldas a todo. Blandía la batidora contra un puñado de verduras, decidida a hacerlas puré. Cinco minutos antes había sonado el móvil.
Noche de fantasmas
Se apaga un relámpago y la casa entera vuelve a hundirse en la oscuridad.
Robo en la biblioteca
El 2 de septiembre de 1984, alrededor de las 23:35, los vecinos de la calle Libreros escucharon un estruendo tan grande como una bomba.
Estrellarse
Caer no es un accidente. Es un acontecimiento inevitable que antes o después ocurre a todos. Nos lo repiten siempre los monitores de caída libre.
Diario de la niña chica: los reyes magos
Esta tarde he visto a los Reyes Magos. Pero ellos ni me han mirado. Y eso que he gritado para que me lanzaran un caramelo o una serpentina azul.
En el aire
Ha caído la noche sobre este día terrible. Entran por la ventana el rumor de los árboles, un incansable canto de grillo y el chapotear de la fuente en la plaza.
Valentina está decidida a matarse
El reloj de la catedral da las ocho de la tarde. Valentina cierra los ojos como si pudiera amortiguar de ese modo el estruendo de las campanas.
Diario de la niña chica: ola de frío polar
Dice Mamá que hay una ola de frío polar. Pero en el cole, hemos salido al patio a jugar igual que cuando no hay olas de frío polar,
Diario de la niña chica: no pienso tener novio jamás
Carlos Ruiz es un niño de mi clase que me ha dicho que soy su novia. Así, de repente, y sin consultar.
Diario de la niña chica: soy mala
Siempre he querido tener un diario. Se lo he pedido muchas veces a mis padres; muy seria y con las manos a la cintura.
Órbita marciana
El 19 de noviembre, la sonda espacial MRO orbita Marte en un cielo color caramelo.
Isla Veintidós
Por las noches, cuando llega el silencio y ululan las lechuzas, si tengo la fortuna de hallarme en casa, cierro bien puertas y ventanas.
La menguante luz de un cuarto de luna
La nevera sin cena me obliga a salir esta noche. Y no quiero. Esta noche no. Maldita nevera. Maldita cocina. Maldito mi caos doméstico tan salvaje.
Función de Navidad con niebla
Siempre hay una primera Navidad sin Navidad, un primer árbol sin luces, un altavoz que dispara a bocajarro el primer villancico que hiere
Así es. Y persiguen y atormentan. Al final todos tenemos que intentan ser un poco cazafantasmas, y si podemos echarle…
Cada cual tiene sus propios fantasmas.
Qué ilusión que me dejes un comentario por aquí!!! muchísimas gracias 💓 Sí, los fantasmas son así de traidores, parece…
Oh, no eran alucinaciones... Y el rincón no estaba tan vacío 🥴
De acuerdo contigo en todo, Carlos. Para mí también mi campo de expresión preferido es la literatura, y la verdad…
Muy interesante el artículo. Me quedo sobre todo con la reflexión sobre que un artista raramente puede llegar a saber…
Hola Fabián. Lo primero muchas gracias por tu comentario. El domicilio de soltera de Carmen Mirat parece que estaba en…
Me gustaría saber dónde vivió la pareja en Salamanca y porqué no hay ni una calle , ni una placa,…