A mi madre, pintora secreta. Y a las chicas de su época a las que no dejaron pintar todo lo que quisieron.
A María Dolores Ruiz Olivera que se licenció en Filosofía y Letras cuando ir a la Universidad y a la Luna era lo mismo para una mujer.
El sol sale a dorar la Salamanca de posguerra. Es diecinueve de octubre de 1943. En el número 3 de la Plaza de los Bandos, Carmiña Martín Gaite se prepara para asistir a su primer día en la Universidad. Tiene diecisiete años. Está nerviosa porque intuye que empieza una etapa importante en su vida. Imposible que calibre la trascendencia del momento. Hoy se inicia un período que va a marcarla para siempre y la catapultará a lo más alto de la Literatura Universal.
La plaza de Anaya empieza a llenarse del barullo de los estudiantes. Mezclados con ellos, los novatos de Filosofía y Letras de este curso 1943-44 suben, con inseguridad mejor o peor disimulada, la escalinata del imponente Palacio de Anaya.
Carmiña cruza el umbral del edificio. Contempla durante unos segundos el claustro, las paredes cubiertas de vítores de doctorados que, como ella, también un día pisaron por primera vez aquel patio. Toma aliento al subir la escalera tan imperial y tropezar con la mirada de bronce de don Miguel de Unamuno; desde su rincón preside severo los aconteceres del patio. Carmiña entra en clase.
Como un rayo cósmico que surcara la galaxia, que atravesara la atmósfera y relumbrara en aquel aula, la magia —tuvo que ser magia— reúne entre esas cuatro paredes a Carmen Martín Gaite, Ignacio Aldecoa, y Agustín García Calvo. Allí Carmiña conoce a María Dolores Ruiz Olivera (Mariores) y a María Lourdes Natalia Guilarte Zapatero (Tali). Ninguno de ellos sospecha la cantidad de veces que sus nombres serán citados juntos, años después, por estudiosos, investigadores y lectores.
Enseguida conocerán a sus profesores: Manuel García Blanco, Antonio Tobar, Alonso Zamora Vicente, Francisco Maldonado, César Real de la Riva…
La Universidad en los tiempos de Martín Gaite
El silencio envuelve la facultad. Van a empezar las clases. Debemos salir ya del aula porque nosotros no tenemos la suerte de estar matriculados, qué le vamos a hacer… No hay más remedio que cerrar la puerta y limitarnos a imaginar aquí fuera qué pasaría entre esas cuatro paredes para que los alumnos aprendieran a hacer magia con las palabras, a deslumbrarnos con hechicerías y encantamientos literarios.
¡Un momento! ¡Un momento! Se acaba de abrir la puerta. Mariores asoma la cabeza sonriente y nos invita a pasar.
No sé vosotros, pero yo estoy emocionada. Vamos a sentarnos, codo con codo, en clase, con Carmen Martín Gaite, Ignacio Aldecoa… No metáis mucho ruido, por favor, a ver si el profesor nos va a echar. A mí me da que éste es el de latín, parece un chico joven pero dicen que es tela exigente. Miro para asegurarme de que el profe no me ve, y susurrando le doy las gracias a Mariores por dejarnos entrar en su clase:
Yo tuve la fortuna de compartir estudios y amistad con algunos de ellos, concretamente con Aldecoa, Agustín García Calvo y con Carmiña, con la que me unía una profunda hermandad. […] éramos muy pocos, tan solo 14, y formábamos una gran familia, había mucha unión no solo entre alumnos, sino también con los profesores. Recuerdo aquellos años como unos de los más entrañables de mi vida, dejaron en mí una huella muy profunda. La verdad es que eran en general gente original y pintoresca, lo mismo los que enseñaban como los que aprendíamos, incluso el bedel, que mandaba a su hijo pequeño de siete años a decir: “La hora, señor profesor”.
El profesor de Filosofía pasaba lista diciendo: ahí veo a mi querida Doloretes, más atrás está la Gaite, luego el aragonés y allí Jiménez bis -que naturalmente se llamaba Jiménez Jiménez- y nos emparejaba en los asientos según él pensaba que había algo entre dos alumnos.
También estaba D. César, que decía frases como: “El correlato vital del verbo es el adverbio” y a Carmiña le decía: “Usted al teatro, al teatro”. No sé lo que quería decir pues aunque ella tenía dotes de actriz luego demostró que era mucho más, y digo esto pensando en el legado literario que nos ha dejado.
Don Alonso Zamora Vicente que canturreaba “en el café de Chinitas” mientras escribía en la pizarra. A veces, en Literatura, no pasábamos en todo el curso del Poema del Cid y en Arte, de la escultura griega, según las preferencias del profesor, el resto teníamos que estudiarlo por nuestra cuenta.
También había profesores que enseñaban más convencionalmente y muy bien por cierto, como el de Lengua, que tenía la clase a las nueve de la mañana y era puntual hasta la exageración.
Los dos primeros cursos eran comunes y había más alumnos, y me acuerdo de aquella chica que se subía en una silla y nos echaba sermones, diciéndonos: “ve ahí, tú y los de tu panda vivís como paganos”, o aquella otra que llevaba cosidas las costuras del abrigo con alambre.
Después de los dos cursos nos examinaban para pasar a la especialidad, y el Decano dijo que Carmiña y yo no estábamos maduras, y que tenían que suspendernos en una, daba igual cual y nos dejaron la Geografía para septiembre. Íbamos a la biblioteca. Leíamos a Lorca, Tagore, Alberti, Machado y Juan Ramón. Algunos a escondidas.
Pero también estudiábamos un poco. A la salida de clase (¿cómo no?) dábamos vueltas a la Plaza Mayor. Los chicos en un sentido y las chicas en el otro. Así sabías cuándo y dónde te ibas a encontrar a quién querías… o a quien no querías ver.
*Fragmento del artículo “Pequeñas Anécdotas”. María Dolores Ruiz Olivera. Revista 2227 Asociación Cultural La Maliciosa de Navacerrada. Número 1. Enero 2010, pág. 20.
Mariores acaba de regalarnos un precioso viaje en el tiempo a aquel aula. Lo hemos oído todos; César Real de la Riva dice con insistencia a Martín Gaite: “Usted al teatro, al teatro”. Pues sigamos las indicaciones de don Cesar y vámonos todos con la Gaite al teatro. Concretamente al Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina. Agrupación que funda César Real de la Riva en el curso 1944-1945.
Carmen Martín Gaite y el teatro universitario
Carmiña Martín Gaite sueña desde niña con ser actriz de teatro.
Ningún paisaje del mundo, ninguna ceremonia religiosa, ningún desfile podían producirme tanta emoción, como la que experimentaba al asomarme al patio de butacas […] Pero nada comparado al momento en el que se apagaban las luces y los susurros y el telón se levantaba […] De mayor quería ser actriz. Quería desdoblarme en cientos de vidas*.
*El Cuarto de Atrás. Ediciones Destino. 1997. Pág. 75
Es un sueño secreto. Porque ser actriz siempre ha tenido resonancias liberadoras. Las palabras “quiero ser actriz” convierten sin remedio a la soñadora valiente que las pronuncia en una locatis descarriada que se sale de los senderos de lo normal. En los años cuarenta mucho más.
Carmiña se apunta con emoción al grupo de teatro del profesor Real de la Riva. Quiere ser actriz profesional. Cuarenta y dos años después, en 1987, cuando ya sea una escritora reconocida, confesará públicamente por primera vez aquel sueño adolescente:
El teatro me apasionaba casi tanto como la literatura y la tentación de llegar a ser actriz profesional se me insinuó en varias ocasiones, pero el ambiente de aquellos años y mi condición de jovencita burguesa no eran demasiado propios para aquel sueño, que descarté sin pena porque además la literatura me tiraba más que nada.*
*«Bosquejo Autobiográfico». Agua Pasada. Carmen Martín Gaite. Editorial Anagrama 1993. Pág 16-17
El catedrático César Real de la Riva alienta los sueños teatrales de Carmiña: “Usted al teatro, al teatro”, Y no le faltan motivos porque Carmiña actúa muy bien. Lo vamos a ver enseguida, en cuanto el Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina estrene su primera obra. Va a ser el 25 de mayo en el Bretón. No os preocupéis que ya tengo invitaciones para todos.
Mientras los dejamos que se marchen a ensayar, vamos a acercarnos a ese grupo de chicos malencarados que miran torcido al profesor Real de La Riva y a su grupo de actores. Son miembros del T.E.U. salmantino.
Los T.E.U. (Teatro Español Universitario) eran agrupaciones teatrales que existían en todas las universidades del país. Dependían del S.E.U., Sindicato Español Universitario, creado por Falange durante la República y que al llegar la dictadura se convierte en sindicato de estudiantes único y obligatorio.
Los T.E.U., bajo las indicaciones del S.E.U., quieren reformar la escena española y acercar el teatro al pueblo, un poco al estilo de las misiones republicanas. Se proponen devolver al teatro la calidad de tiempos pasados arrimando el ascua a su sardina. Porque el teatro es una excelente forma de “educar” y el Régimen no da puntada sin hilo. Así los T.E.U. se afanan por representar sobre todo teatro clásico, obras que hablen de la grandiosidad de España, el asombroso espíritu sacrificado y patriótico de un pueblo español siempre inasequible al desaliento, para mayor gloria del régimen franquista.
El grupo de Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina que crea Real de la Riva, realiza su actividad por separado del T.E.U., en los márgenes del S.E.U., tratando de escapar, en lo posible, a sus designios.
No sabemos de los esfuerzos de César Real de la Riva para poner en pie su grupo de teatro. Pero que debieron de ser muchos y que fue polémica la creación del Teatro Juan del Encina, lo prueba el hecho de que la Universidad Literaria de Salamanca en su Memoria del curso académico 1943-44, al hacer recuento de las Actividades universitarias durante el curso 1944-45, echa un capote a Real de la Riva justificando la creación de la nueva agrupación teatral, en un intento de calmar los ánimos soliviantados del S.E.U. y el T.E.U. charro.
Bajo la dirección del catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras, don César Real de la Riva, se ha constituido una agrupación dramática, puesta bajo el nombre de nuestro paisano Juan del Encina, patriarca del teatro español. Aspira esta agrupación, eminentemente cultural, a vivificar la más excelsa literatura dramática española, y está integrada por profesores y estudiantes universitarios, artistas, escritores y aficionados.
Sin estar concretamente vinculado a la Universidad ni limitado al ambiente estudiantil, en el que ya existen organizaciones perfectamente constituidas, este teatro es una derivación universitaria, que pretende acercarse a la ciudad y espiritualizar su carácter, viniendo así a completar la gran labor científica y artística que intensamente desarrolla la Facultad de Filosofía y Letras a través de sus clases, seminarios, cursos monográficos y publicaciones.
Según la Universidad la razón de ser del Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina como agrupación separada del Teatro Español Universitario (T.E.U.) es que no es un grupo de teatro esencialmente universitario, sino que está abierto a la participación de cualquier aficionado no vinculado a la Universidad. Pero la realidad es que la prensa de la época, cuando habla de los integrantes de la agrupación los alude siempre como universitarios. La misma Carmen Martín Gaite se refiere a sus actividades de este periodo como teatro universitario. Todo parece indicar que el Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina es teatro universitario que no quiere ser parte del Teatro Español Universitario.
Los planes de César Real de la Riva no pueden ser más ambiciosos. La Universidad los detalla así:
Para el curso próximo proyecta la representación del “Edipo, rey” de Sófocles, traducida por don Agustín García Calvo, alumno de la facultad de Filosofía y Letras y revisada por el catedrático don Antonio Tovar y por el director de la agrupación, don cesar Real de la Riva; la de una comedia de Lope de Vega, y otras obras de Hauptman (sic), Cocteau, etc., todo a base de géneros puros, como la tragedia o la farsa, que serán presentados al aire libre en los escenarios monumentales de Salamanca.
El redactor de El Adelanto concreta un poco más los proyectos de Real de la Riva :
En colaboración y estrecha hermandad cultural con todos los grupos teatrales de aficionados que denodadamente vienen luchando en pro de la tradición artística de la ciudad, el Teatro Juan del Encina intenta llevar a cabo, sin afán asimilador ninguno, una labor integradora y llegar a crear, si pudiera, amplios cuadros, y casi lo que se ha llamado un teatro de masas, que dentro de las posibilidades de la ciudad, fuera similar al que tan profunda eficacia artística logró ya hace años en naciones extranjeras.
Don César no sólo quiere funcionar al margen del T.E.U y el S.E.U sino que pretende que el T.E.U. se ponga bajo su dirección para crear entre todos una gran obra de teatro de masas…
Los chicos del T.E.U. tiemblan de indignación: ¿Pero qué se habrá creído el profesor de La Riva?
Entre rivalidades y miradas torcidas, el tiempo corre que vuela y hoy es viernes 25 de mayo. El Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina debuta en el Bretón.
Los entremeses de Cervantes
Presentan en sesión de tarde y de noche dos entremeses de Cervantes: La cueva de Salamanca, El retablo de las maravillas, y la pieza de Azorín El Segador. Esta última, desde su estreno en Barcelona, en 1927, no había vuelto a representarse en ningún lugar hasta hoy. Y cuando nuestra agrupación Juan del Encina baje el telón, cuando cuelguen esta noche los trajes y empiecen a quitarse el maquillaje, nadie volverá a representar El Segador hasta 1954. Que el Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina inicie su andadura con El Segador dice mucho de su compromiso con el teatro menos comercial y la renovación de la escena española.
Se han cuidado los más pequeños detalles. Los decorados, “magníficos” son obra de Manuel Gracia, pintor salmantino y profesor de dibujo de la Escuela de Artes y oficios.
Carmiña Martín Gaite es Cristina en La Cueva de Salamanca. También tiene un papel en El retablo de las maravillas. La prensa del día siguiente se hará eco de su buen hacer:
[…]la alegría, la entonación picaresca y alegre de Carmiña Martín Gaite, que expresa maravillosamente la Cristina cervantina.
Las tres piezas son un rotundo éxito. Una “impecable representación” que termina con los “cariñosos aplausos del público”.
¿Teatro hecho por aficionados? Dijéramos más bien teatro, arte, hecho por artistas.
Los versos y la prosa cervantina de los entremeses El retablo de las maravillas y La cueva de Salamanca se unieron en lazo magnífico con la recia estampa del El Segador, página impresionante y ruda de la vida
Los dos entremeses de Cervantes […] y la bella pieza de Azorín [… ] fueron puestos en escena con el brío y la justeza más admirable.
A la salida, en las inmediaciones del Bretón, entre la general satisfacción de la gente, se ve alguna cara larga. Los chicos del T.E.U. traman algo.
El S.E.U. publica en el seno de la Universidad de Salamanca un boletín mensual: la revista Cátedra. Entre textos de espíritu falangista hay secciones dedicadas a la Literatura, el Cine, la Música, el Teatro, el deporte… En el número del mes de junio, se publica una crítica feroz del T.E.U. contra el flamante Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina.
Pese a estar dirigido e integrado en su mayor parte por universitarios, ha decidido obrar al margen del T.E.U., privando así a este de su valiosa aportación […]
No es que esperásemos maravillas, […] pero sí[…] una labor cuidada, discreta, cuando menos, tanto en la adaptación y montaje de las obras como en lo que a la dicción y movimiento escénico se refiere. Nuestra desilusión, obligado nos es confesarlo, fue demasiado grande para que podamos silenciarla. Francamente creemos que para conseguir los menguados resultados que ha conseguido el Teatro de Arte Juan del Encina, no era necesario presentarse al público con las desmedidas ambiciones con que lo ha hecho. Para esto basta con el T.E.U. que […] está muchos codos por encima en cuanto a todos los aspectos apuntados se refiere.
“El segador”, mejor interpretada [que los entremeses], no alcanzó tampoco el tono elevado de selección y arte a que el Teatro Juan del Encina aspira. No se puede, en modo alguno, pretender una labor como la que éste nos había anunciado, quedándose en titubeos e ingenuidades, en desmaños y torpezas, que lejos de atraer al público, han de desviarlo, más aún de lo que está, del arte dramático. Aconsejamos desde aquí al Teatro de Arte Juan del Encina más modestia en sus aspiraciones y una preparación más meditada y certera en sus futuras actuaciones.
No sabemos si el tremendo enfado y las protestas de los chicos del T.E.U. tienen consecuencias. Lo único cierto es que ninguna de las futuras actuaciones que César Real de la Riva proyectaba se puede llevar a cabo. No ven la luz ni una sola de las representaciones que la Universidad anunciaba a bombo y platillo en su Memoria para el curso siguiente. Ni Cocteau ni Hauptmann ni Lope de Vega ni la traducción del Edipo Rey en la que trabajaba Agustín García Calvo bajo la supervisión de Tovar y Real de la Riva; que quizá fue el germen del Edipo Rey; versión rítmica que Agustín García Calvo estrenará cuasi cuarenta años después.
No sabemos si el tremendo enfado y las protestas de los chicos del T.E.U. tienen consecuencias. Lo único cierto es que ninguna de las futuras actuaciones que César Real de la Riva proyectaba se puede llevar a cabo. No ven la luz ni una sola de las representaciones que la Universidad anunciaba a bombo y platillo en su Memoria para el curso siguiente. Ni Cocteau ni Hauptmann ni Lope de Vega ni la traducción del Edipo Rey en la que trabajaba Agustín García Calvo bajo la supervisión de Tovar y Real de la Riva; que quizá fue el germen del Edipo Rey; versión rítmica que Agustín García Calvo estrenará cuasi cuarenta años después.
La revuelta feminista de Carmen Martín Gaite y sus amigas
El Teatro Juan del Encina tardará nada menos que dos años en volver a los escenarios.
Los sueños teatrales de Carmiña sufren un parón. No importa. Más tiempo para “hablar, comer, pasear y hacer las cosas demoradamente para degustarlas más”. Tiempo libre para vivir en esta Salamanca provinciana, al son de su ritmo lento.
Carmiña, Mariores, Tali y sus amigos, entre clase y clase, se recuestan en las barandas de piedra del Palacio de Anaya y deciden al sol lo que harán a la salida.
ir pasear al río, remar en barca, dar paseos por la Plaza.
Ignacio Aldecoa, que casi nunca asiste a clase, alguna vez aparece en el paseo de la una por la Plaza Mayor:
Se nos acercaba a otra amiga y a mí con conocidos suyos, casi siempre vascos y generalmente de medicina. “Chicos fuertes y guapos —como decía él— que es lo que necesitáis y no tantos gafitas*.
*La búsqueda de interlocutor. Editorial Anagrama. 2000. Pág. 36
Ni Carmiña ni Mariores ni Tali pasan desapercibidas en la provinciana Salamanca. Sus diversiones en compañía de los chicos desentonan en la ordenada vida local. Al paso de sus risas camino del río se levanta una nube de suspicacias, el viento transporta un rumor de cuchicheos.
[…] cuchicheo indignado de las señoras que me miran pasar con mis amigos camino del río, a través de visillos levantados. Ninguno es mi novio. Ni siquiera es mi novio, pero cantan y se ríen y me cogen de la mano, vamos por callejuelas, entramos en tabernas, alquilamos una barca para remar por el río Tormes que acaba de deshelarse, hay un sol de primavera temprana.*
El Cuarto de atrás. Ediciones Destino. 1997 Pág. 108
Siempre está el río de Salamanca en mi recuerdo […] No estaba bien visto entonces que una jovencita de buena familia se fuera sola con sus amigotes a remar al río, pero recuerdo aquellos paseos acompasados por el chapoteo del remo como lo más alegre de mi vida. Tenían además su puntita de peligro, porque yo no sabía nadar ni creo que mis acompañantes, aunque nunca se lo pregunté, fueran tan duchos como para salvar de la muerte a la chica en apuros.*
*Esta es mi tierra: “Salamanca de Carmen Martín Gaite”. RTVE. 1982.
Salamanca no está preparada aún para que tres universitarias anden por ahí entrando y saliendo de tabernas, metiéndose en el Tormes con chicos que no son sus novios, de la mano de desconocidos que a saber si vienen de buena familia…
Ana María, la hermana de la escritora, señala la trascendencia del talante libre de Carmiña, Mariores y Tali. De tres muchachas que no se dejan amilanar por una sociedad controladora empeñada en disminuirlas:
Yo creo que Carmiña siempre tuvo una veta. Era muy amiga de Aldecoa… (ahora se dirige a María Dolores.) Tú también tuviste la veta, Mariores. En Salamanca no había ambiente bohemio, lo había con ellas (Mariores, Carmiña y otra amiga llamada Tali). Rompieron un poco con todo, iban al río a remar, quedaban con amigos, tenían novios de fuera… no eran las clásicas niñas de puesta de largo. Fueron tres mujeres rompedoras.*
*Entrevista a Ana María Martín Gaite. Realizada por Paloma de la Vega. Publicada en la Revista 2227. Asociación Cultural La Maliciosa. 2012
Carmiña, Mariores y Tali, tres mujeres rompedoras. No se dejan presionar por la asfixiante ciudad provinciana. Vencen el miedo a que las critique la Salamanca de posguerra. No se resignan al papel accesorio que les reserva la dictadura porque quieren ser, son ya, las protagonistas de sus vidas.
El desencanto juvenil y la dictadura franquista
Los estudiantes de la Universidad en este periodo se desentienden bastante de la política. Años después lo describe así la escritora:
La guerra casi nadie la mentaba entonces, ni para bien ni para mal, si bien en nuestras casas resultaba ese silencio de la pesadumbre por tantas catástrofes y del deseo de conjurarlas, mientras que allí en la Facultad era poco o nada sintomático, un rasgo de inconsciencia propia de la edad que teníamos. No eran tiempos de politización como ahora si no de olvido.*
*La búsqueda de interlocutor. Editorial Anagrama. 2000. pág. 36
Curiosamente también en el S.E.U reconocen esta actitud pasiva de los universitarios. Y les molesta mucho. El S.E.U. no logra dinamitar el desencanto juvenil, no consigue movilizar a los estudiantes con su revista Cátedra. Lo reconocen también los chicos del T.E.U. que piden en la prensa, a la juventud universitaria, que reaccionen de una vez y se apunten al T.E.U. que anda escaso de miembros para llevar adelante sus proyectos.
Nos duele decir que existen cientos de camaradas que parecen encontrarse más cómodamente en el egoísmo, en la apatía y en el descanso, que en la disciplina, en el fervor y en la lucha, Esto nos lleva a encontrar poderosas dificultades en nuestras empresas que no deberían existir.
Sucede con el T.E.U., que debiendo manifestarse con viril impulso en la actividad de la escena española para dotar al Teatro Nacional del puesto que debe ocupar en el mundo […], la frialdad de muchos camaradas nos impide la realización de nuestros propósitos.
Quizá la “inconsciencia propia de la edad” de la que habla la escritora, el desencanto que lleva a la inacción a la juventud universitaria tenga cierta significación política. Un desapego de la juventud más intelectual de la ciudad hacia un sistema de gobierno en el que cualquier actividad contraria a los dirigentes pone en peligro hasta la vida. ¿Cómo no va a haber desencanto juvenil en semejantes circunstancias?
Carmiña, con todo lo joven e inconsciente que es, no da rienda suelta a sus sueños de actriz uniéndose al T.E.U. Ella que gusta de pasear por la ciudad de la mano de sus amigos sin hacer caso a las miradas desaprobadoras del vecindario; que con sus amigos surca las tardes en barca bajo el cielo inmenso a las afueras de la diminuta Salamanca, quizá nota que los sueños se le desvanecen entre tanta sigla S.E.U., T.E.U., sus “viriles impulsos” y sus doctrinas falangistas. Carmiña, y su juvenil inconsciencia, prefieren formar parte del Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina.
La agrupación teatral de César Real de la Riva volverá a los escenarios en junio 1947.
El nacimiento literario de Martín Gaite
En enero de ese año, Carmiña Martín Gaite inicia su carrera literaria. Publica su primer texto en Trabajos y días. Revista universitaria que había nacido el año anterior entre las tertulias del Café Castilla y los seminarios de Clásicas y de Románicas del Palacio de Anaya . Una revista que la escritora siente muy suya:
En estos años en colaboración con otros estudiantes, fundamos la revista universitaria Trabajos y días.*
*Entrevista a Carmen Martín Gaite, ganadora del premio Nadal. Mercedes Formica. Revista Blanco y Negro. 18/01/1958. Madrid.
.
La barca nevada de Carmiña comparte página con otro poema de su amigo Agustín García Calvo. El río Tormes, que tanto visitan el grupo de amigos, protagoniza los dos poemas. Las composiciones trazan pinceladas semejantes: el invierno, el río, la vida, la muerte y la misma conclusión: Carpe diem.
Mientras que Agustín se deja llevar por los clásicos ríos de Jorge Manrique que van a dar a la mar que es el morir, Carmiña debuta en la literatura con un invierno que “ha bajado de puntillas a posarse en el río” pero que se irá. La barca nevada, prisionera del hielo, será liberada. La liberación es inevitable. El hielo no va a poder retenerla mucho tiempo porque esa barca en concreto es una barca muy libre. Es una de las barcas a las que Carmiña sube con sus amigos mientras el vecindario murmura. Es la barca en la que se mete sin saber nadar y sospechando que ninguno de los que van a su lado podrá rescatarla si cayera al Tormes. A bordo de una barca como la del poema la escritora ha aprendido a vencer los miedos, el miedo al qué dirán, el miedo a correr riesgos. En esa barca Carmiña ha aprendido a vivir libre.
Así da comienzo la carrera literaria de la escritora. Carmen Martín Gaite se adentra en la literatura a bordo de una barca de remos en las aguas del Tormes.
Es el año 1947.
Teatro universitario: El Mercader de Venecia
Ese verano se celebra el cuarto centenario del nacimiento de Cervantes. Con este motivo la Diputación patrocina algunos actos culturales, y Real de la Riva consigue la financiación necesaria para poner en pie su versión de El Mercader de Venecia de Shakespeare. Carmiña se prepara para interpretar a Nerissa, la criada de Porcia.
El Adelanto publica un artículo sobre los ensayos del grupo teatral. El testimonio es anónimo. El artículo lo firma “Un actor”:
En días y días de infatigable labor [César] nos fué dando a conocer, a actor por actor, punto por punto —y nunca fué la frase más exacta— y sílaba por sílaba, como deben sentirse las infinitas excelencias que encierra este portentoso Mercader de Venecia.
El martes 10 de junio de 1947 estrenan en el patio del Palacio de la Salina.
La representación se califica de “franco y resonante éxito·
El fondo del patio, escenario perfecto, por su arquitectura para la acción de la obra, había sido adornado con el más exquisito gusto, cubriendo los arcos ricas cortinas y en la escalera varios planos, mientras desde las galerías altas los reflectores hacían preciosos juegos de luz.
La interpretación fué en todo digna de los más sinceros elogios. El grupo de animosos y entusiastas jóvenes llevó a cabo una labor hecha con verdadero fervor, poniendo vibración de sentimientos en los parlamentos, hasta conseguir una representación de “El mercader de Venecia”, que será recordada con la mayor emoción y cariño.
Todos los intérpretes, ajustados a los respectivos personajes, dieron vigor y relieve al drama, y por ello no hemos de hacer distinciones […] escucharon, en diferentes momentos de la representación los más entusiastas aplausos.
Felicitamos cordialmente a César Real y al Cuadro Artístico, por esta magnífica representación, con el deseo de que sean más frecuentes las representaciones de nuestro teatro clásico.
Al día siguiente, el Teatro de Arte Juan del Encina da una segunda representación de El Mercader de Venecia. Esta vez se suben al escenario del teatro Liceo. Adornado con “tapices y flores”. “Con un magnífico decorado” que vuelve a ser obra del pintor Manuel Gracia.
Los intérpretes renovaron el triunfo de la noche anterior, escuchando constantes aplausos.
Termina así el cuarto curso de carrera de Carmiña.
Carmen Martín Gaite, actriz en un musical: Campocerrado
A la vuelta del verano, el Teatro Juan del Encina se embarca en un gran proyecto. Tan grande que agita a la ciudad entera durante varios días. Por fin César Real de la Riva va a poder llevar a los escenarios una obra de teatro de masas. Un drama musical de dimensiones gigantescas, interpretado por cientos de personas y destinado a un público también multitudinario.
El Teatro de Arte Salmantino Juan del Encina junto a las orquestas sinfónicas de Salamanca y de Madrid, grupos folklóricos de danza y coros procedentes de diversos puntos de la provincia, y los estudios cinematográficos CEA de Madrid que enviarán “poderosos elementos auxiliares” llevarán juntos al escenario del ya desaparecido teatro Gran Vía un gran espectáculo que la prensa bautiza “La Gran Fiesta Charra”. Su título: Poema popular charro, Campocerrado, escrito por César Real de la Riva, con música de Gerardo Gombau.
Un montaje escénico de semejantes proporciones —en El Adelanto se dice que el número total de participantes se eleva hasta casi cuatrocientos— parece que requeriría de muchos meses de coordinación y preparación. Sin embargo se lleva a cabo en apenas un mes.
Leyendo la prensa, da la sensación de que La Gran Fiesta Charra se pone en pie de forma súbita. El espectáculo musical de masas Campocerrado está envuelto en una misteriosa bruma de imprevisión y urgencia. De la noche a la mañana, el Teatro Juan del Encina deja los trabajos que tiene entre manos. Preparaban dos obras clásicas que iban a representarse los días 18 y 19 de septiembre según el programa de ferias. El mismo día 18, El Adelanto avisa de su cancelación. El teatro Juan del Encina abandona de pronto esas representaciones para preparar Campocerrado.
Se fija el estreno para el día 21, como gran cierre de las ferias. Pero no se logra el objetivo y tienen que retrasar la representación. Los alcaldes de los ayuntamientos de los pueblos de la provincia participantes no reciben confirmación de la fecha del estreno, 26 de septiembre, hasta tres días antes del mismo. Y a tres días del estreno, los alcaldes todavía están pendientes de recibir una carta o una visita personal con instrucciones para el día de la representación. Diversos artículos de prensa insisten en la “premura” de los trabajos que se están realizando para que todo esté listo el día del estreno. La prensa se refiere a La Gran Fiesta Charra como una “obra formidable llevada a cabo en un tiempo inverosímil”.
La eclosión por sorpresa del proyecto Campocerrado y la misteriosa niebla de urgencia que envuelve todos sus preparativos, no impide que el proyecto desemboque en un rutilante estreno de los que hacen época. Entradas agotadas los tres días que se representa y la ciudad entera pendiente de un espectáculo que rebasa las cuatro paredes del teatro, llenando Salamanca del colorido, trajes, danzas típicos de los pueblos de la provincia.
El que más y el que menos en la ciudad se muere de ganas de ir al Gran Vía a ver qué es eso de Campocerrado,
El viernes 26, a las once de la noche, se programa una función de gala. Se exige acudir vestido de etiqueta o traje oscuro; requisito sin el cual no se permitirá el acceso bajo ningún concepto. El sábado 27, habrá dos funciones más a las siete y media de la tarde y a las once de la noche. Hay tanta expectación, que para el domingo 28 de septiembre se anuncia una representación masiva en la Plaza de Toros para que nadie en Salamanca se quede fuera de La Gran Fiesta Charra.
El espectáculo se describe en la prensa como “zarzuela teatral con rango de ballet, un poema que habla de los sentimientos de nuestra charrería[…] Una boda charra cuajada de prometedoras felicidades y una tragedia intensa que conmueve al corazón charro hasta convertirse en lírica apoteosis».
El redactor de El Adelanto anticipa a los lectores los temas que trata la obra: el drama, el destino, la vida. “Una copla centra la acción de Campocerrado»::
¡Al aire! Tiradla al aire
la moneda del amor,
que por una cara es vida
por la otra… muerte y dolor!
¡Y al aire!
La música de Gerardo Gombau se describe así: “ambición lograda de un gran ballet charro. Sonoridades orquestales que hacen de la música un verdadero poema sinfónico».
La expectación es tan formidable como el tamaño del espectáculo que se prepara. Se anuncia para el día del estreno la presencia en la ciudad de las cámaras del noticiario NODO.
Se confirma también la asistencia de diversas autoridades del gobierno de la nación.
La exaltación de los valores populares es uno de los aspectos que se quiere potenciar por la dictadura. Por eso desde el Estado se procura apoyar esta clase iniciativas.
El día del estreno el éxito es total.
Aquella ovación sostenida al ir apareciendo en el escenario los directores artísticos y principales intérpretes del poema popular charro “Campocerrado”, ovación que fue delirante cuando a viva fuerza sacaron a Gerardo Gombau. Ha triunfado el conjunto de la obra, precisamente lo más difícil, ese conjunto en el cual es imposible singularizar, pues han ido creciéndose todos en escena hasta conseguir una acción plena, ligada y emotiva.
Las ovaciones se repetirán en las sucesivas representaciones.
[…]músicos, coros, solistas, danzantes, los actores del Teatro Juan del Encina que dirige César Real de la Riva, en una compenetración admirable. Todos perfectamente bien encajados en sus respectivos personajes, dieron vigor al poema. Desde la emoción que supo dar María del Pilar García Alonso, la justeza de Maria Luisa Sierra, la adaptación de Conchita Aires y la ductilidad de Carmiña Martín Gaite.
Los resonantes triunfos de Campocerrado no impiden la formación de nubes de mala suerte que perseguirán sin descanso a La Fiesta Charra.
Las autoridades del gobierno nacional cuya presencia se había anunciado a bombo y platillo para el día del estreno faltan a la cita. Prefieren acudir a Alcalá de Henares a la celebración de un acto por el centenario de Cervantes.
Es de suponer que al no venir las autoridades, los reporteros del NODO hacen lo mismo, porque por más que he revisado y revisado el archivo del NODO no he encontrado rastro de La Gran Fiesta Charra. Una verdadera pena, porque de existir la filmación, que casi os confirmo que no existe, no tendría precio poder ver la grabación tratando de localizar a la Gaite en acción, vestida medio de charra, declamando versos de la Mujer Primera… Para algo bueno que podíamos haber sacado de las autoridades franquistas, pues van y no se presentan el día estreno.
La mala suerte de La Gran Fiesta Charra no termina aquí. La climatología del domingo 28 de septiembre no debió de ser muy apropiada para espectáculos al aire libre, porque la representación planeada en la plaza de toros se suspende y en su lugar ese domingo se dan dos funciones más en el teatro Gran vía en sesión de tarde y de noche. Pero el aforo es sensiblemente inferior y mucha gente se quedaría sin entrada.
Con esta explosión charra, este éxito masivo, Carmiña dice adiós a su carrera teatral. La balanza se ha inclinado ya del lado de la Literatura. Aunque la escritora no se olvidará de las lecciones teatrales que aprendió la actriz:
Me acodo ante el espejo largo […] Y de pronto tiene lugar una transformación insólita. La expresión del rostro es la misma, pero aparece rodeada de una cofia de encaje y han desaparecido las ojeras y arruguitas que cercan los ojos […] Por detrás de mí, se acerca con pasos rápidos una chica menuda, vestida de hidalga del siglo XVI. «¿Pero qué haces?, te estamos buscando, vamos, Agustín ya está en escena>>. <<Se me ha olvidado todo, Conchita, es horrible, no puedo salir.» «No digas bobadas, anda, eso pasa siempre la primera vez, en cuanto salgas te acuerdas enseguida. ¿Quieres un consejo? Píntate un poco más los ojos. Verse guapa da seguridad.»
Cojo un lápiz negro que hay sobre la coqueta y me perfilo los ojos con cuidado. Igual que aquella primera vez que pisé las tablas del teatro Liceo de Salamanca […] Me pongo de pie y vuelvo a acercarme a la cortina, no hay más remedio que echarle valor y serenidad a la salida.*
*El Cuarto de Atrás. Ediciones Destino. 1997. Pág.152
Contra el miedo, valor y serenidad. Lección una de primero de Teatro.
Con la ciudad todavía envuelta en los ecos del atronador éxito de Campocerrado, César Real de la Riva empieza pronto a mover hilos para lograr nada más y nada menos que un patrocinio estatal para estrenar en Madrid La Gran Fiesta Charra. El 27 de octubre, El Adelanto informa de que el catedrático, el alcalde de Salamanca y el teniente de alcalde han viajado a Madrid y se han visto con el Subsecretario de Educación Popular. De él han obtenido “promesa de que será incluida tal fiesta como uno de los espectáculos más bellos que puede ofrecerse a las ilustres personalidades que se reunirán en Madrid en el próximo mes de marzo”.
Las promesas del político no impiden que los ecos del musical se vayan apagando en la ciudad hasta desaparecer. De aquella obra de teatro de masas no queda más que lo que guarde la memoria de los que la vivieron y lo que hay en una caja sobre un estante de la Biblioteca Nacional: un montoncito de papeles, las partituras y el guion, todo escrito a puño y letra como no podía ser de otra forma dada la magnitud del acontecimiento y lo inverosímil del tiempo en que se llevó acabo.
La Gran Fiesta Charra no logra salir de los confines de Salamanca. Pasa marzo, pasa abril… y las promesas del político se las llevan los vientos.
Por esos meses, Carmiña afronta el último trimestre de su carrera de Filosofía y Letras con la especialidad en Románicas.
El 15 de marzo de 1948 pone punto final a un texto titulado Desde el Umbral. Se publica en el número 9 de la revista Trabajos y días.
Carmen Martín Gaite y Salamanca
La futura licenciada ve que la vida universitaria se le acaba y en ese texto hace inventario de sus andanzas frente a la “Catedral blanca de nieve, gozosa de sol, recortada y violeta al poniente” cuando caía la tarde mientras “ensayábamos teatro en la clase grande”.
Describe a los lectores lo que está viendo, en el Palacio de Anaya, desde alguna de las ventanas superiores:
Está abierto el balcón del Seminario, y dentro de su marco se ve un poco de llano derramado allá lejos y unas nubes delgadas que se estiran encima. Y delante, más cerca, la ciudad con sus tejados dormidos, tibia como un humo. Todas las campanas de los conventos dan vueltas lentamente en la tarde.
Los renglones se tiñen de pena por esa vida estudiantil que está a punto de acabar:
al andar se tropezaba con los ojos calientes de ese puñado de gentes amigas, y de pronto era bueno vivir, y era bueno mirar que la tarde caía en los conventos y que los árboles se habían llenado de flores blancas.
Desde el umbral, Carmiña contempla también el porvenir que asoma siempre en el horizonte:
Pasamos media vida mirando hacia allá, imaginando. Tanto que nos parece que ya nos hemos ido. […] Aún no hemos llegado a ningún sitio […] Tampoco llegaremos luego, ni nunca, pero nos parecerá que sí.
El texto da un giro al final. La escritora se sacude la pena y deja su puesto contemplativo en el umbral. Que no se pierda el presente contemplando destellos pasados o futuros. Da un grito a favor de la Primavera:
la primavera ha vuelto […] y es un cálido rebrotar de fresas, de mañanas y de pájaros.
[…]Ni mañana ni ayer. Ahora es todo nuestro […]
¿Escucháis? ¡Despertad! Aquí y ahora. Las nubes desplegadas cauce allá, sobre la torre.
En Salamanca, en Anaya a 15 de marzo de 1948
Tras los exámenes y después de una fiesta por todo lo alto que dan sus padres para celebrar el fin de carrera, Carmiña pasa el verano en Francia con una beca. Después se marchará de Salamanca y ya vivirá en Madrid.
Desde el umbral es un texto de despedida. La escritora dice adiós a la Universidad, a la alegría juvenil de su vida de estudiante, a Salamanca.
Si sabemos marcharnos diciendo: «Hasta mañana», nos quedaremos para siempre y nos lo llevaremos todo en nosotros.
Y eso hace Carmen Martín Gaite. Se marcha de Salamanca pero se queda para siempre en la ciudad porque se la lleva entera consigo. La dibuja con detalle en la novela que gana el premio Nadal: Entre Visillos.
La novela arranca junto a las barcas del río. Los personajes nos llevan a la Catedral, al Casino, a dar vueltas a la Plaza Mayor, nos meten en el Gran Hotel, les seguimos por calles estrechas con iglesias, conventos y árboles antiguos. Cuando personajes y lectores presentimos que se avecina el final, la autora nos lleva de regreso al Tormes. Las barcas están ahora atrapadas en el hielo, son barcas nevadas, como la de su primer poema.
Es tan charra Entre Visillos que hasta el nombre de la protagonista hace homenaje a personas que la escritora conoce en esta ciudad. La protagonista femenina se llama Natalia Ruiz Guilarte. Para la familia y los amigos, Tali. Un nombre que conjuga —imposible que sea por casualidad— los nombres de las amigas de Universidad de Carmen Martín Gaite: Maria Lourdes Natalia Guilarte Zapatero (Tali) y Maria Dolores Ruiz Olivera.
La protagonista de la novela es una adolescente que se siente muy incómoda en el espacio reducido que le adjudica la sociedad del momento. Una joven que no está dispuesta a aceptar sin luchar la vida sin horizontes que le proponen:
Si tengo que ser una mujer resignada y razonable, prefiero no vivir.
La Natalia del libro lleva por dentro la fuerza de Carmiña, de Mariores y de Tali, de las tres amigas que no se dejan amilanar por la provinciana Salamanca y sus convencionalismos sociales. Tres mujeres rompedoras que guían la evolución del personaje. Le dan nombre y la alientan. Y nos alientan a nosotros, los lectores, a elaborar para esta Tali de ficción, en ese final abierto de la novela, una segura victoria de la muchacha sobre la sociedad represiva.
Y así medio contagiados los lectores de la valentía de la Natalia de ficción, inspirados en la fuerza de aquellas amigas, de tres mujeres rompedoras en medio de una sociedad hostil, nos resulta un poco menos difícil enfrentarnos a las presiones sociales de nuestros tiempos. La sociedad de un modo u otro siempre presiona y la vida es aterradoramente difícil. No hay más remedio que echarle valor y serenidad. Lección una de primero de Teatro.
Salamanca asomará muchas veces más en las obras de la escritora a lo largo de su carrera.
Salamanca despierta al ritmo de mis pasos y sé que me reconoce, que guarda mi imagen aunque no diga nada, como yo la suya. En eso se cimentan los amores eternos, en el secreto.*
*Esta es mi tierra: “Salamanca de Carmen Martín Gaite”. RTVE. 1982.
Carmen Martín Gaite declara su amor eterno a Salamanca. Todos amamos la ciudad que vivimos de niños y de jóvenes. Imposible no enamorarse para siempre de la ciudad que una vez tuvo una catedral color violeta, cuando la vida era “un cálido rebrotar de fresas, de mañanas y de pájaros”.
Agradecimientos
Quiero dar las gracias a María Dolores Ruiz Olivera y a su nieta, Paloma de la Vega, por su enorme generosidad y paciencia. La información que me facilitaron viró el rumbo de este artículo y le dio el sentido que ahora tiene. Lo hizo crecer. ¡Mil gracias!
Mi agradecimiento también a la caja de tesoros que es el Archivo personal de Carmen Martín Gaite, Biblioteca de Castilla y León. Muy amablemente me dieron permiso para publicar las fotos y documentos personales de la escritora que se pueden ver en este artículo. Gracias por hacer posible que todos podamos revolver un poco entre los «cuadernos y papelitos a máquina» de la Gaite. Gracias por acercarnos más a Carmen Martín Gaite, esa amiga íntima que tenemos en ella todos los que la leemos.
Bibliografía
- Primeros textos publicados de Carmen Martín Gaite en la revista Trabajos y Días (Salamanca 1946-1951). Dolores Romero López. Revista de la Asociación Española de Semiótica. Núm. 11, 2002. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008 http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc571v0
- Un tributo al análisis de las revista españolas de posguerra: <<Trabajos y días>> Salamanca (1946-1951). Dolores Romero López. Salamanca Revista de Estudios Num. 35-36 1995
- Tras la huella literaria de Carmen Martín Gaite. Estudio biográfico y aproximación didáctica.. Raúl Cremades. Universidad de Málaga.
- Introducción al estudio del teatro español universitario en su primera etapa (1940-1951) Una bibliografía crítica. Javier Huerta Calvo. Instituto del Teatro de Madrid-UCM. Anales, 29-30 (2019) pp. 13-45
- El teatro de Azorín: entre la renovación y la vanguardia / Jerónimo López Mozo. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008. http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcc5418
- La voz de la juventud. Prensa universitaria del SEU en el franquismo. Miguel Angel Ruiz Carnicer Bulletin hispanique, ISSN 0007-4640, Vol. 98, Nº 1, 1996, págs. 175-199
- Tradición y modernidad. Dos décadas de música en Salamanca, 1940-1960. Mª Isabel Gejo Santos. Tesis doctoral. Universidad de Salamanca. Departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea.
- Memoria correspondiente al curso académico 1945-1946. Actividades académicas del de 1946-1947. Universidad Literaira de Salamanca. Salamanca. Imprensa y Librería Hijos de Francisco Núñez. Ramos del Manzano, 36 y Rúa Mayor, 13. 1947.
- Memoria correspondiente al cursos académico de 1943-44 y actividades académicas del de 1944-45. Universidad Literaria de Salamanca Salamanca. Imprenta y Librería Hijos de Francisco Núñez. Ramos del Manzano,36 y Rúa Mayor, 13 1945
- El Adelanto: 18 de marzo, 5 de diciembre de 1941; 11, 24 de abril, 11 de septiembre, 8 de noviembre, 8 de diciembre de 1942;23, 25, 26 de mayo de 1945; 12 de febrero, 17 de marzo de 1946; 7,11. 12 de junio, 28 de agosto,12,18,22, 23,24.25.26,27, 28 de septiembre; 2, 11,12.14.27 de octubre de 1947
- El Alcázar. Madrid. 17 de octubre de 1947
- Cátedra. Boletín de información de la jefatura del distrito universitario. Salamanca. diciembre,1942; 1 de febrero de 1943 9 de marzo de 1945
- Revista 2227 Asociación Cultural La Maliciosa de Navacerrada. Número 1. Enero 2010; Número 4. Junio de 2012
- Revista Blanco y Negro. Madrid. 18 de enero de 1958
Libros consultados de Carmen Martín Gaite
- El Cuarto de Atrás. Ediciones Destino. 1997.
- Agua Pasada. Editorial Anagrama 1993
- La búsqueda de interlocutor. Editorial Anagrama. 2000
- Esta es mi tierra: “Salamanca de Carmen Martín Gaite”. RTVE. 1982.
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Y gracias por esta estupenda entrada que nos acerca más a la gran escritora que fue Carmen Martín Gaite.
Besotes!!!
¡¡Hola, Margari!! Gracias a ti por pasarte por aquí y dejar un comentario Besazo!!!!!
Qué maravilla, Laura. Menudo trabajazo. Gracias por acercarnos los tiempos mozos de la Gaite: esas trasgresiones a ojos de la época por el río con sus amigos, ese trío de amigas que querían justamente ser las dueñas de sus vidas, sus pinitos en el teatro,… Ya sabes que soy una gran admiradora de tu paisana.
Un besazo
Enhorabuena por este trabajo de investigación, uno más, que nos acerca a una de nuestras paisanas más importantes del sigloXX.
En las décadas de los 80 y 90 la veía mucho en una cafetería de la calle Embajadores en Madrid. Siempre con su gorro cubriéndole la cabeza y un libro en las manos, mientras saboreaba un cafecito. Es mi recuerdo personal de ella, que guardo como un tesoro.
Gracias.
Gracias a ti, Lorena!! Por leer y por comentar!!! Qué bien que te haya gustado. Yo también cuando me metí a investigar los años teatrales de la Gaite y tropecé con ese trío de mosqueteras pensé, madre mía que historia tan preciosa, si es que la Gaite es así no se podía esperar menos de sus años mozos. Un besazo, Lorena!!
Gracias, Tiolor, por leer y por dejar aquí esa experiencia maravillosa que nos cuentas!!! Qué tía, su cafecito y su libro!!! Pues yo la única vez que vi a la Gaite en persona fue cuando se estrenó aquí "La hermana pequeña" en el Teatro Juan del Encina, no me atreví a acercarme 🙁 qué penaaaaa de cobardía la mía jo. Saludos, Tiolor y otra vez gracias!!